No quiero sonar tirá a hipster peeero, los monos me gustan hace rato ya, cuando Turner tenía espinillas y Helders no se pareía al del 2015 y tu deciai
Arctic Monkeys y el 99,9% de la gente te miraba
así y otro tanto te escribía así: ARTIC.
Este añito que recién pasó y hace tiempo ya, estos cabros emergían como la espuma y lAs fans crecían proporcionalmente a la cantidad de gel que Alex se echara en las chascas. Lo que voy a hacer es contarles mi experiencia, bien tarde, pero la PSU no me dajaba hacerlo JAAJJJJJJJJ.
Ergo, cuando caché que venían en noviembre al continente sur, me caí de poto, y al ver las fechas y comprobar que venían JUSTO el día de mi cumpleaños, juraba de guata que la Providencia me los envíaba en compensa por no poder verlos en el Lollapalooza y el destino pedía a gritos que era mi momento para asistir a mi primer concierto (Kudai, Corazón Rebelde, no cuentan). Así que le dije a mi mamá y me dejó po, me compré una entradita a cancha hacíendole caso a un amigo que sabiamente me aconsejó: "aprovecha que erí lolein y podís saltar, más vieja te sentai".